Cuando sales de un curso o retiro de meditación, te encuentras con un gran reto, el de darle continuidad a tu práctica de meditación. Durante el retiro tenías un horario con una rutina y disciplina de grupo o personal, no tenías muchas distracciones, no había Internet, ni tenías que preocuparte por tu comida, trabajo y otras cosas. Todo estaba organizado. Pero al salir te involucras con muchas actividades, personas, compromisos, y muy pronto te encuentras distraída y no encuentras tiempo para tu meditación. Como decía William James, aquello a lo que atiendes se vuelve tu realidad. Así que muy pronto tu realidad es otra, tus hábitos pasados regresan te jalan de nuevo a poner lo urgente, el trabajo, los compromisos sociales las labores caseras, etc, antes que tu meditación.
Aquí es cuando tienes que recordarte todos los días cuales son tus prioridades, y esto es más fácil si dedicas 5 minutos por la mañana a reflexionar en lo que es significativo para tu vida, y el cómo puedes ser de mayor beneficio en el mundo.
Para cultivar disciplina es bueno fijar tiempos para hacer tus sesiones de meditación todos los días a la misma hora. Al despertar como lo mencionaba, es bueno hacer una sesión de mediación que te ayude a empezar el día concentrado y con una buena motivación. Después de comer hacer otra sesión y antes de dormir otra.
Pueden ser de 15, 30 o 60 minutos. Idealmente quieres ir progresando hasta poder meditar una hora en la mañana, una al medio día y una en la noche. Tres horas de meditación al día tienen un gran efecto en tu mente y puedes progresar en la práctica de shamatha.
No te preocupes si sientes que no tienes tiempo, con que dediques 5 minutos, 3 veces al día empezarás a sentirte mejor y poco a poco encontrarás el tiempo para incrementar tus sesiones.
Durante esas sesiones, es importante que las veas no como un trabajo más, sino como momentos donde te puedes relajar completamente de todo tu estrés y preocupaciones, dónde puedes disfrutar el gozo que surge al estar en el presente. Esto no sólo te hará sentir bien, sino que hará que quieras meditar más. Recuerda que la meditación no sólo es para liberar estrés, lo que estamos cultivando es una mente balanceada, que pueda estar relajada mientras desarrolla mucha concentración, atención, viveza, presencia y sabiduría.
También es importante intentar estar consciente durante el día de todas nuestras acciones de cuerpo palabra y mente. Aquí es donde aplicamos la práctica de mindfulness con discernimiento, eligiendo actuar de manera ética, refrenando nuestros impulsos de ofender, criticar, juzgar, etc. y en su lugar practicando la paciencia, la generosidad, la bondad amorosa, la compasión y la ecuanimidad.
Una práctica que podemos hacer mientas interactuamos con gente en el trabajo o en la calle, es la de Tong Len (el tomar y el dar) donde con cada inhalación deseamos que esos seres (animales incluidos) se vean libres de su sufrimiento y con cada exhalación les deseamos que encuentren paz y felicidad genuina y duradera. Cuando hagas esta práctica con personas que te desagradan, deséales que se vean libres de su enojo, orgullo, ignorancia, envidia, etc, y que desarrollen sabiduría, compasión, bondad, paciencia, y todas las virtudes que te gustaría que tuvieran. De este modo, en vez de crear karma negativo, estás cultivando una mente amorosa y ecuánime, que incluye tanto amigos como a extraños y enemigos.
Recuerda, cada momento de tu día lo puedes transformar en una práctica de entrenamiento mental.
Espero que estos consejos te ayuden a practicar la meditación, si tienes preguntas o comentarios déjalos aquí abajo.