Hoy desperté antes del amanecer. A veces la vida se siente pesada, confusa, llena de decisiones que no terminan de acomodarse. Pero esta mañana, después de meditar, recordé algo sencillo: no necesitamos tener todo claro para dar el siguiente paso.
La claridad no siempre llega como una gran revelación. A veces llega como un pequeño suspiro, una intuición suave, un gesto mínimo de presencia.
En mi práctica, vuelvo una y otra vez a esto:
enfocarme en lo que puedo sostener hoy.
Respirar. Cuidar mi energía. Crear desde la calma.
Y permitir que el camino se revele por sí mismo.
Si tú también estás en una época de cambios, de preguntas, de replanteamientos, quiero recordarte algo:
no estás sola, no estás solo.
Todos atravesamos momentos donde necesitamos regresar al centro, reorganizar prioridades, soltar ruidos y volver a escuchar la vida desde el corazón.
Hoy te invito a hacer algo pequeño pero significativo:
un minuto de silencio, una página escrita, un trazo, una caminata, una respiración profunda…
Lo que te devuelva a ti.
Que este día sea suave, que te acompañe la claridad que nace del interior, y que cada acción sea una semilla hacia tu propio bienestar.
Gracias por estar aquí.
Gracias por compartir este camino.