Cómo cultivar confianza en tu práctica de Meditación

Cómo cultivar confianza en tu práctica de Meditación

Lo que queremos cultivar no es una creencia ciega en los beneficios de la meditación, sino la confianza que surge después de haber analizado y estudiado el tema y después de hacer la prueba nosotros mismos, así cómo de ver los resultados que esta práctica ha tenido en otras personas.

Creencia y confianza

A muchos nos asusta hablar de la «creencia o fe» porque la asociamos con lo religioso, lo mágico, y no con lo científico. En algunas tradiciones espirituales se nos pide una fe ciega, es decir sin un cuestionamiento lógico. Pero en las enseñanzas del Buda vemos que él se refiere a la fe como una confianza en que puedes lograr algo.

En nuestra sociedad actual occidental y en particular en los países de habla hispana, no tenemos muchos ejemplos de grandes practicantes de meditación y todavía no se reconoce como una una práctica que deberíamos realizar diariamente tan necesaria como el cepillarnos los dientes. ¡Es increíble que le demos más mantenimiento a nuestros dientes que a nuestra mente!

Para desarrollar esta confianza en nuestra capacidad y en nuestra práctica vamos a seguir 3 pasos:

Primer paso: Apreciar

Somos afortunados de vivir en una era donde la tecnología nos permite tener acceso a maestros, libros, programas de estudios y ejemplos de practicantes de meditación en todo el mundo. Cuando apreciamos a todos los seres que se han dedicado y actualmente se dedican a la práctica de la meditación con la determinación de lograr un óptimo estado mental, balance emocional, concentración, inteligencia, y un buen corazón. Sentimos apreciación por lo que hacen, por sus cualidades éticas, por su valentía de trabajar para eliminar sus aflicciones mentales como lo son el enojo, la envidia, las adicciones, la depresión, etc.

Esta apreciación también surge en otras áreas de nuestra vida cuando por ejemplo apreciamos el talento y el trabajo de otras personas que se dedican a diferentes disciplinas como las artes, la medicina, el medio ambiente, etc.

Segundo paso: Aspirar

Una vez que generamos una gran apreciación hacia las acciones de personas o comunidades esto nos motiva a seguir sus pasos ya sea para convertirnos en músicos, doctores, ambientalistas, trabajadores sociales o meditadores, etc. Aspiramos a ser como ellos y a desarrollar esas cualidades en nosotros mismos.

Muchas veces la razón por la que tenemos ciertas aspiraciones es porque queremos alcanzar la fama, el reconocimiento, obtener ganancias materiales, dinero, etc. pero lo que nos motiva a convertirnos en meditadores es el deseo de dejar de sufrir, de liberarnos de nuestras neurosis y aflicciones, de encontrar paz y felicidad duradera.

Algunas personas meditan superficialmente porque quieren reconocimiento, o una imagen «espiritual» pero incluso si esta es la motivación inicial, la práctica de la meditación por si misma, cuando se realiza adecuadamente, te hace dejar esas pretensiones, ya que a través de ésta limpias a tu mente y la liberas de los deseos inútiles.

Así que aspiremos a tener una mente en balance que nos traiga una felicidad genuina.

Tercer paso: Creer

El último paso consiste en creer, pero como vimos anteriormente no es solo creer ciegamente, sino confiar en tu capacidad para lograrlo. Cuando te sientes motivado a practicar lo que sea, un instrumento, un deporte, etc, y empiezas a hacerlo es porque crees en ti, y cuando te pones una meta es porque crees que puedes lograrla. Sabes que no es algo inalcanzable y que si pones tu energía y trabajas con disciplina, eventualmente lo lograrás.

Robert Greene en su libro «Maestría«, nos dice que los grandes maestros de la historia del mundo, dicen haber experimentado una fuerza, o una voz o un sentido de destino que los guiaba hacia adelante.

Es esta confianza en que puedes trascender los obstáculos y darle sentido a tus acciones lo que te lleva a vivir una vida significativa. Y qué puede tener más sentido y requerir más valor, que el liberar a nuestras mentes de las ataduras del pasado, de las ansiedades, los miedos del futuro, y aprender a vivir en el presente sin apego, sin enojo y sin ignorancia.

Conclusión

Hay que cultivar la confianza en nosotros mismos y en nuestras capacidades, hay que creer que podemos lograr la estabilidad de la atención, la concentración, el corazón altruista y la sabiduría. Y balancear esta fe en nuestra capacidad con el entusiasmo en la práctica, este entusiasmo es el gozo de practicar la meditación.

…Cuéntanos, ¿cómo te relacionas con la práctica y qué retos has enfrentado?

Nuestra mente es como una cascada

 

Nuestra mente es como una cascada, si aprendemos a relajarnos en el presente podemos verla con más claridad. Eso es meditar. Les comparto este video en «slow motion» que hice en uno de mis lugares favoritos en la naturaleza. Espero que les guste y se les antoje meditar.

 

 

 

Desde las Olimpiadas en Brasil

Desde las Olimpiadas en Brasil

Con motivo de las olimpiadas podríamos reflexionar en esta cita del Dalai Lama, la cual no dijo para esta ocasión pero que me parece muy relevante: “El planeta no necesita más personas exitosas. El planeta necesita desesperadamente más personas que cultiven la paz, personas que ayuden a sanar y rehabilitar, que narren historias y den amor en todas las formas posibles. Necesita gente que viva de forma significativa en sus lugares de origen, con coraje moral, dispuestos a luchar por un mundo más habitable y humano; y estas cualidades, tienen muy poco que ver con el éxito tal como lo entiende nuestra cultura actual.”

Por casualidad llegué a Brasil a ver a uno de mis maestros tibetanos, Mingyur Rinpoche, al mismo tiempo que comenzaban las Olimpiadas 2016. Es bonito ver a la gente celebrando y  haciendo deporte pero también hay tristeza y enojo que surgen en las mentes de los atletas perdedores. Estas emociones les impiden disfrutar de todo lo que han logrado, están en una de las ciudades más interesantes del mundo, lograron ser seleccionados para participar en las olimpiadas, tienen un cuerpo sano, tienen disciplina y mucho por lo que sentirse afortunados y felices, pero pareciera que el ganar es lo único que importa. Y esto me ha llevado a reflexionar sobre si el fomentar tanta competitividad en nuestra cultura tiene consecuencias positivas. Desde pequeños nos motivan a ser los mejores, a no ser unos perdedores, y constantemente somos comparados en la escuela y en la familia con otros niños que se comportan mejor, o son más brillantes que nosotros.

Conclusión

Creo que la reflexión del Dalai Lama que cité anteriormente es muy acertada en cuanto a que necesitamos crear una cultura de apoyo, compañerismo y amor en vez de una basada en el éxito individual.

¿Tú que opinas? ¿Cómo te sientes cuando tienes que competir con otros y cuando ganas o pierdes?