La naturaleza fundamental del ser humano es la bondad, tú y yo y casi todos lo sabemos, pero algunas personas tienen muchos velos de ignorancia que ocultan su verdadera naturaleza, es la ignorancia la que los hace sentirse alienados, encerrados en un cuerpo, defendiéndose de los demás y del mundo, no se dan cuenta que al dañar a otros se dañan a si mismos.
Cuando reconocemos nuestra naturaleza fundamental eliminamos la ignorancia y el aferramiento al ego. Y reconocemos que nuestra felicidad está ligada a la de los demás.
Todo esto suena muy bien, y en teoría lo sabemos, pero ¿Cómo podemos comenzar y realmente transformarnos? no basta con reconocer que tenemos un gran ego y que somos dominados por nuestras aflicciones mentales, eso ya lo sabemos, cada vez que nos culpamos, criticamos o justificamos a nosotros mismos o a los demás, sabemos que el ego está en acción.
La mejor forma de empezar una transformación verdadera es comenzar a observar a nuestras mentes. Con atención. Dejar de seguir a los pensamientos y traer nuestra atención una y otra vez al presente, a nuestros sentidos, a lo que estamos haciendo, a lo que estamos viendo, sintiendo, escuchando, etc. esto es empezar a vivir con conciencia plena. Ver surgir nuestras emociones y decidir como reaccionar con sabiduría. Cultivar la concentración para enfocarnos en lo que vale la pena, cultivar un buen corazón para ayudar a los que nos rodean y desarrollar nuestra sabiduría.
Este proceso no sucede de la noche a la mañana, ni con plegarias, ni con leer libros o discutiendo nuestros puntos de vista. La única forma es practicando, y ¿Cómo practicamos? empieza por tener un espacio dedicado para tu práctica interior, con una postura adecuada, y dedica 5, 10 o o 20 minutos cada mañana para entrenar a tu mente. Durante el día aplica todo lo que practicaste en tus relaciones con otros seres y con el mundo. Da click aquí para saber como hacer la primera práctica. Poco a poco el aferramiento al ego irá disminuyendo y tu naturaleza fundamental emergerá.